De ésta mañana religiosa
nublada de amor y querer,
nace la querida blanca rosa
bañada de oro, gracia y fe.
De éste sagrado río fluye
la mies más pomposa,
los latidos que al corazón le huye
a encontrar la sonrisa amorosa.
Que de treguas el amor no atribuye,
mas de amor la razón y la mente sabe,
que encarcela el alma que rehuye,
cuando amar todo el mundo cabe.