Se esparce la tinta de la melodía por todo mi corazón,
vagando sonriente por cada triste rincón,
de mi alma consumida, exprimida,
la música consigue ser la salvación.
Pedazos rotos marchitados
de un olvido que no quiero ser testigo,
esa canción consigue distinguir,
esa rosa de flor que creía haber guardado
en el desolado corazón del alma partido.
Siento la sintonía
recorrer mis sentidos
viviendo muerta los recuerdos
que se esparcen entre mis pupilas.
Hallo la forma de conectar,
con un mundo sin reglamento,
hallo la forma de poder hallar,
un triste soneto convertido en sacramento.
Ni religiones, ni etnias,
ni fronteras;
esa canción
consigue ser
la vida eterna.
Encontrar la poesía,
las ecuaciones,
el idioma universal,
en un par de tonos palpitantes,
acariciando el alma.
Estar en el frío bosque,
el clavel sistemático,
explorando, paulatinamente,
cada uno de mis párpados.
Melodías interrogantes
insinuándose entre mi corazón,
¡qué bella la música!
¡qué tan bonita ecuación!
-AMS.-