Bendita ilusión, que alteraste la paz un día
bañaste con destellos carmesí un espíritu
y anhelos de un affaire en hojas de margaritas
cabalgaste en sueños de colores vistosos
cocinando la música con las lides cromáticas
en caldera de plata y exuberante llama.
¿Dónde quedó la esencia de prudencia y buen juicio?
¿Dónde, la experiencia de una barba de plata?
Si es por el arraigo en una fémina hermosa
si es por la fragancia de una piel ya madura
y una dulce mirada... y una boca de rosa
y las tibias caricias de unas manos ansiosas
que sumisas recrean a la amante perfecta
la que antaño conoció de caricias menguadas
de besos cuajados por el frío infortunio
de iniquidad malvada, de crueldad despiadada
y ambicionas resarcir el daño ya causado
si es todo por eso... ¡oh, ilusión ilusa!
queda usted eximida de todos los pecados.
© Eloy Mondragón