“No necesito una tabla de conversiones
para medir en lo que me has convertido…”
Necesito decirte que jamás
hay conversiones amorosas…
sin las pulsaciones de la noche,
sin el néctar que huelen los cuerpos
al compás del jugoso gemido.
Necesito decirte que no hay conversiones
sin un solfeo de voces bajo las sábanas
sin las caricias al convocar sueños
sin el aliento que invita al placer
sin las palabras ceremoniales del sexo.
Necesito decirte que no hay conversiones
sin el grito de un nombre
sin el pulso que cobija la pasión
sin el suspiro que encadena
sin la inspiración del verso nuevo
sin esa distancia que enciende poemas
sin mi boca... sin tu boca.