¿Para qué insinuarse a la sombra en armonía con el moho elucubrando embergaduras ocultas
E ir entre los sueños atravezando lágrimas con armas desdeñosas implacables
Y surcir corderos completos con cables para lanzarlos al agujero?
Quien manda este orden por dentro?
Acaso no es el habitáculo interior donde nace lo imperecedero?
Y sigues galardonando espectáculos pasajeros
que profundo
Donde no hay más cupos en la cúpula inefable que sirve de carpa para el show de lo maravilloso?
Es ridículo
Ir echando llaves donde no hay cofre que contenga el alma aprisionada
Y normalizar los viles vehiculos que conducen al oprobio de nuestra vida