Ya noche de luna, noche de plata. Las cenizas del cielo se derraman sobre los luceros de tu mirada.
Palenqueando tu grito de silencio sin decirme nada.
Y nos observamos a la luz de la luna, como si no existieran nuestros cuerpos
Sé que piensas en mí porque siento tu mirada sobre mi cama revuelta y en tus labios se ha detenido una sonrisa.
Pero estás lejos. Tu deseo no puede penetrarme. Mi llamado no llega ni siquiera en ecos a tu pecho. Estoy abriendo mi soledad en dos.
Te me vas haciendo rayos de luna. Te vas haciendo alas, flotando sobre la brisa de pampa. Y te vas haciendo imagen en sombras.
Y al llegar la aurora, te conviertes en mi todo.
Porque nada puedo hacer, soy demasiado noche, cuando despunta el alba.