Parecía que no llegaba la inspiración
de pronto al pensar en ti,
surgió la musa vestida de tu imagen.
Al respirar la lejana nostalgia de tu recuerdo,
pude ver como se va difuminando
la memoria de aquellos labios que han perdido el irresistible sabor de la cercanía.
La llovizna salpica con su breve llanto
este pensamiento viajero que cruza el firmamento
en un intento fallido de asirse a tu espalda
para no perder la esperanza
de volver a tenerte en mi aliento.
Sé que no vendrás a mi
y yo tampoco iré hasta ti,
porque tenemos la mirada
puesta en horizontes distintos.
Sólo nos queda conservar en secreto
aquellos deliciosos destellos de regocijo y renovación
que despertaron en nuestro espíritu
la feliz coincidencia del encuentro
que la vida nos regaló en un sendero
que transitábamos desprevenidos.
En su devenir, la vida continúa
y en algún recóndito lugar
renacerá el vástago que prenderá
una nueva ilusión.
Fotografía de Eladio A. Fariñez