Si de hablar solamente de tu atractivo,
tiene que tratar el presente relato,
no sé porque es importante el dato,
de que la mujer sea solo mujer y tú el divo.
Sería sorprendente que un día,
fuera la mujer protagonista,
y el hombre segundón de la lista,
no la llamara señora, sino arpía.
Parece que ella no toma parte,
como si no fuera capaz,
de navegar y salvar un barco que se hunde.
En la larga historia del arte,
la mujer parece una estrella fugaz,
que con otras estrellas se funde.