Somos víctimas de esos reveses que se asientan
como el polvo en las memorias.
Hay pedazos de rompecabezas que se pierden armados,
sufriendo en silencio saberse incompletos y a la vez
tan fácilmente fragmentables.
Mucho queda de nosotros en esta despedida,
mucho no nos acompañará devuelta a casa.
Traes el oxígeno embotado
como la precipitación que no se precipita.
A lo lejos, un torreón nos echa humo, la noche indiferente nos cobija.
¿Hacia qué parte de ti huyen tus pasos?
¿Qué palabras impronunciables rompes como si fueran tu nombre?
Barre, escoba mía, barre las desgracias
Aunque tengas que llevarte también los bellos recuerdos.