Jose Leonardo Ramirez

Gata

Gata, lola, lala, de borrego las zancas,

y a mí que tus piernas me matan,

no debería estar aquí escribiendo,

sino debajo de alguna de tus faldas.  

 

Nunca podré pagar con tantos besos,

el bien que a mi alma le has hecho.  

 

Loquita de mi vida, de mejillas coloradas,

te ofrezco mis mentiras, mis verdades,

mis placeres, mis olores y mis ganas.  

 

Qué me diste para nunca olvidarte.  

 

De la lejanía ahora bebo,

amarga, incompleta;

injusta,

para mis piernas y tu vientre,

para la necesidad que nos asalta en medio de la noche,

en medio del alma,

en medio de la nada que es este mundo,

para mi cuerpo sin el tuyo y el tuyo sin mí.