Aquí estas,
sueño añejo, tardío
navegando en los rayos de sol
la caricia mortal, es deleite divino.
Vivo teniéndote,
extraña sensación la que me anima
y me hace recorrer el laberinto de tu alma
que dominan las mareas.
Es mi playa tu piel, toda una fantasía,
cálida, fuerte, exaltando el deseo
tu piel que como roca solitaria
viene a morir al mar de mis entrañas; así tan mío.
Sintiendo el vibrar de la ansiedad,
que mar adentro nos viene a llevar
en armonía total, carne y alma a la vez
rompen sobre la costa de placer.
No hay límites amor, finas gotas nos cubren sal y miel
la pasión atronadora recorriendo las venas,
levantando una ola en éxtasis brutal, lágrimas de cristal
caracola y coral, la dicha plena.
Aquí estoy,
a la distancia de un latido, para vivir, para soñar
en la sonrisa, en el cantar del viento, en este diario amar
hasta el final del tiempo.