Valió la pena cada beso,
cada roce de su piel con la mía,
mis abrazos, sus abrazos,
y nuestras ansias
en dos cuerpos confundidas.
Valió la pena escuchar su risa,
armonizando la mañana
y una taza de café compartida.
En realidad,
\"Valió la pena haberla conocido\"
Alma Erótica
José Luis Agurto Zepeda
Managua, Nicaragua
31 de mayo 2017