Ayer caminaba por aquella vereda,
tal vez te acuerdes o quizá no.
lo cierto es, que de eso ya hace tiempo.
Comíamos naranjas del huerto,
reíamos tanto. Eran dulces tus besos,
pero tú, tú olías a duraznos.
Las hojas entonces eran verdes,
y afuera hacia buen tiempo.
Me tomaste de la mano
como a un niño inquieto.
Había flores por doquier,
tú me regalaste una margarita
allá la tengo en la casa, sola y marchita.
Recorrí con mis manos el puente.
¡ay!las astillas lastiman. Hay Hojas tristes
en el suelo, y nubarrones en el cielo.
¿Donde estas Azucena de mi vida?
que no te acuerdas del camino.
de los días de juegos y risas,
no me digas que ya son cenizas.
Pues si, te extraño tanto.
Azucena ven y dame un abrazo
Y un beso de tus amargos labios.
Anda, que el tiempo de las flores
se nos viene encima, la enredadera ha crecido
y hay que quitar las hojas secas del camino.
El frío ya cala en los huesos,
emprendo el camino a casa.
y tu Azucena ¿te acordaras de esta vereda?
te acordaras de mi Azucena.