En la noche, que el cielo se oscurece,
y las horas se pasan lentamente,
aparecen de pronto por mi mente
las tragedias que el pueblo no merece.
Y mi pecho, de dolo se estremece
al mirar la quietud de nuestra gente,
que mantienen sus voces tan silente
sin que importe las penas que padece.
Esos gritos que dentro nos callamos
es deber los lancemos a los vientos,
si justicia, que muera no evitamos,
de maldad construiremos monumentos,
mas el triunfo querido lo logramos
si ponemos del alma sus alientos!!
Autor: Aníbal Rodríguez.
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