Una suma considerable de rigor,
gran prestancia atesora el respeto:
vítores a quien se lo gana.
A la mala educación
no está nadie sujeto;
quien la quiera, es regalada.
Como no entendemos la supremacía,
la complejidad del Universo,
la incertidumbre nos domina.
Con la complicidad de la ignorancia
es de humanos que inventemos
uno asequible, pero más abyécto.
Íntimos son el temor y la altanería
caldo de cultivo donde crece el miedo:
Este se cura leyendo
y aquella, toma distancia
pues le falta el alimento.
La razón va por un camino recto
y las inquietudes por otro intrincado:
Más nos vale estar alerta
o de lo contrario,
lo apasionante de la vida
se esfumará sin apenas rozárnos.
Las malas artes ordenan
su medido plan estratégico:
La fantasía permite seguir soñando
infinita, perpétuamente, sortear obstáculos,
priorizár a lo puramente estético.
Muchos se apresuran a llenar el granero,
pero son lastimosamente pocos
los que se afanan en hacer acopio
de nutrientes para el intelecto.
-C.C.Lizarán-