Me puse un vestido
de suave seda
Y una diadema de jazmines
y rojas camelias.
Busco la luna ,
a lo lejos centelleante
diminutas estrellas
La noche se va alzando
las horas trancurren
Incesante no cesó
de ir de aquí para allá
Un misterioso silencio
Se rompe con el escorrer
recurrente del manantial
La noche se vuelve lúgubre
mi corazón estrujado
los jazmines perdieron su olor
En viento con su aliento
desalentador como triste
suspiro del alma
La gata maulla triste sobre el tejado
Me cansé de avistar el horizonte
mi amado nunca llegó
Inconsolable lágrima escapa
Y entre una vana esperanza
duermo entre sus brazos
El lecho vacío y junto a mi
La tersa almohada.