Desde la esquina de mi incertidumbre
me asomo para ver la luz de una promesa,
no hay mas castigo
que aquello que nunca se tuvo
y hoy es solo un recuerdo sin tiempo,
el hastío de las promesas
que no vencieron los miedos
me han dejado huérfana
de lo que fueron tus brazos.
Hoy eso no importa,
el adiós me dejo quieta
y las lágrimas se han hecho viejas…