FIDEL HERNANDEZ

ELTREN DE LA VIDA…

El tren de ninguna parte

llegó donde se pierde el infinito,

detenido junto a un árbol,

enfrente de mi casa.

Del tren de ninguna parte

se apeó una viajera

con destino

el andén de mi vida.

Yo le pregunté su nombre

y ella…,

ella con una sonrisa me responde.

 

Mitad niña, mitad mujer

que no sabe ocultar

su intrínseca timidez.

Mitad silencio, mitad melancolía

en las solitarias tardes

abandonadas en una esquina...

¿Te acordarás, amiga,  del primer poema

y del último adiós

perdidos contra nuestra voluntad

en aquel pequeño rincón?

Quizás yo fui para ti

aquel molesto borrón

en tu diario

difícil de ocultar.

Tal vez tú fuiste para mí

un nuevo despertar,

una nueva ilusión.

 

…Y ahora siento el vacío

y el cansancio de mi alma;

y gimiendo por el dolor

voy mendigando añoranzas.

De la luz a la oscuridad sólo,

amiga mía, hay un cerrar de ojos;

de la amistad a la soledad, 

mucho tiempo que olvidar.

 

¡Qué difícil es sonreír

qué difícil es llorar

cuando conoces el amor

que una persona te puede dar!

Del tren de ninguna parte, un día

descendió una pasajera …

¿Dónde se aloja ahora?

¿Por qué te busca todo mi ser?

¿Dónde estás amiga?

¿Por qué volviste a tu tren?...

 

… Yo seguiré esperándote

justo aquí, en éste mi andén.