Rojizo idilio abrazan
dos almas en ocaso
del tiempo laceradas
batiendo el suelo
con cansadas alas...
limpian con su mieles
algunas llagas.
Y se estremece Eros
que la luna ilumina
casi lánguidas pieles
leves pliegues avistan
unos cuerpos ya mustios
que cercano vislumbran
al orgulloso báculo
en el tiempo camina.
Los suspiros se escapan
al compás de los días
cada adiós es presagio
de un comienzo en camino
por las noches se cuelan
sin pedirles permiso
dos siluetas en sueños
que Afrodita les brinda.
© Eloy Mondragón