Fuì invitado a una màgica montaña ,
donde el aire acariciaba ,
y su pureza era tal , que el cuerpo ,
no envejecìa .
Los rayos del sol ,
alimentaban las plantas ,
y a todas la criaturas ,
que en libertad vivìan allì .
Un rìo bajaba sin prisa ,
y en èl la vida era abundante .
La pesca era rica ,
en su diversidad ,
y los camarones se dejaban atrapar ,
porque algo les decìa ,
que eran alimento de las personas ,
de buen cirazòn .
Y asì era el vivir en esa montaña ,
una bella mujer que me guiaba con cariño ,
me identificaba las flores ,
que se dejaban acariciar ,
por la ternura de su voz y manos .
Me decìa , cuanto me gustarìa ,
que pudieras quedarte ,
a vivir en este paraìso .
Yo estaba convencido ,
que ese serìa un bello lugar ,
para establecerme ,
y vivir en un ambiente natural ,
donde nada me faltarìa .
El amor de mujer ,
lo tendrìa con ella ,
la princesa de las flores .