¿No es así…?
¿Cuánto, cuánto tiempo más…?
Despierto y allí estas
¿No, no es así?
todo tiene su tiempo
y esto es algo que convendrías
en aceptar.
Tú ya los criaste
ahora teje tus nuevos días,
bosqueja una semblanza
de sus inicios, de su sangre, de su raza.
Ya no más lagrimas
déjalos, déjalos caminar,
tú ya les enseñaste el camino
ahora serán sus pasos
los que tendrán que andar.
Ellos persiguen esa luz; la de sus sueños
aquella que brilla en sus pensamientos
como el faro que incita
los destinos del hombre de mar.
Y están tus manos, dedo a dedo
Sosteniendo el rosario
Entre rezos y plegarias
Por los hijos que aún no se van.
¿No, no es así?
Son sus vidas, déjalos partir,
que tomen sus direcciones,
sus destinos, por muy distantes que sean
que vivan sus sueños;
en nosotros quedara el consuelo,
los recuerdos, sus alegrías,
Y verás, siempre nos llegaran cartas
que nos hablen de sus días,
de los lugares que han conocido,
y en cada carta te dirán que nunca te han olvidado,
deja que su estrella los alumbre,
que enciendan en sus pensamientos
sus propias ideas,
que construyan su propia vida.
Permite que un día esperemos su regreso,
cuando retornen cargados de experiencias
y nos abracen sus alegrías o tristezas,
que nos cuenten lo que sus ojos vieron,
y lo que sus bocas callaron.
Preparémonos entonces a escuchar de sus bocas
su momento a partir, que levanten sus velas
en un alboroto de valor, solos en un bramido,
y en un grito de osadía su firmeza en aquel abrazo
que nos enuncie su partida. ¡Sin abandonos!
¡Sin Amarguras! Y sí, con este lagrimeo
de padres entristecidos, pero orgullosos
del norte que nuestros hijos salen a saber.
Preparémonos entonces a darles nuestras bendiciones
a verlos salir del umbral y a ver sus pasos emigrar…