Poseía un alma indómita...
Cansado y desolado en un mundo
que le era extraño e incomprensible...
le llamaban el lobo de la estepa...
su morada estaba
en los montes de la noche,
en la soledad de la estepa...
el fuego de sus ojos brillaba en la
negrura de la noche solitaria...
Desde aquellos valles
contemplaba y hablaba a la luna,
se sentia así acompañado...
El corazón le dolia,
esperaba con ansia el dulce amor,
la suave y mágica,
fusión de las almas!...
Y en una nocha quieta y serena,
de las profundidades del sueño despertó,
a su lado yacía dormida,
en rayos de luz, un alma hermosa!...
y a su lado se quedaría...
Tan sólo la luna le oyó llorar...llorar!...
Carol