La tarde es esmeralda, agua marina
sobre el inmenso mar el azul cielo
en grácil danza cruzan los veleros
con las alas hinchadas por la brisa.
Sin prisa la marea se retira
deja sobre la orilla caracolas
que repiten el canto de las olas
voz ancestral que viaja de otras vidas.
Añil el horizonte, es despedida,
allá se marcha el alma en suave vuelo
sueña alcanzar la paz yendo a lo lejos;
aunque ir a lo lejos le intimida.
Viva fascinación, atrae inclina,
disuelve los temores, antiguos miedo
mezcla de la esperanza y los anhelos
espuma que en la playa se eterniza.