Luna,
encubridora de versos, calla las quejas
de quién sostiene la pluma.
Esta opresión ya no cuenta
pues tus faces siempre cambian;
y esta zozobra es la misma.
En tu sabiduría sin tiempos,
deja este ruego de tontos llegue
aquel que no ha olvidado.
Ése, que tu misma face observa,
y se le une a mi ruego.
Quizá, el de él, sea mas vehemente,
¿y desees escucharlo?
Luna,
celestina fiel, de tanto del que te clama;
que te importa que dirijas,
en tenue luz de esperanza;
¡Todo el sentir que me abraza!
Luna,
llevale mi verso, y si gustas,
dale un beso que de ti, ¿tenga consuelo?.
¡Luna, llevale mi verso!