Quisiera tener la certeza
del no olvido,
de que la tristeza es pasajera,
que el dolor se puede omitir,
que la mirada siempre ve
más allá de su horizonte.
Quisiera tener la certeza
al hablar del recuerdo,
del desahucio de la ignominia
de rocas que nacen en los pechos.
Quisiera morirme por un rato,
sólo por un espacio corto de tiempo,
poder luego volver y contaros
de la presunción del infierno,
o del cielo, o de los astros,
de las cenizas, de los espectros,
de la soledad del que solo muere,
del que vive sólo porque no se muere.
Hoy puede ser el día
de mi vida o de mi muerte.