Carlos Ramos

AdoraciĆ³n a la Casa Fuerte

 

Vigorosa fortaleza, eres capaz y firme,

refugio de héroes y estropeados hombres.

No dejas aire que respirar

con tu magnífico encanto en ruinas.

 

¿Cómo no reconocerte como lugar histórico, símbolo

de nuestro patriotismo y nacionalidad?

En ti albergaste el sufrimiento del pueblo y el infausto

sacrificio de ilustres protagonistas en esta injusticia

provocada por los realistas españoles,

aquellos que le costaron tanta sangre a nuestro pueblo,

aquellos que tanto nos avergonzaron y humillaron,

aquellos que llenaron tumbas de huesos sin sonido

y mucho peor, sin voz.

 

Es en ti que veo belleza incomprendida, la voz

de una importante historia convertida en desgracia.

¿En dónde cayó tu respeto merecido?

¿Dónde quedó ese amor a tu historia y a tu espacio?

Por tu maltrato y deshonra es acertado decir

no te merecemos.

 

Tu historia narra momentos de horror y pesadumbre,

refleja el orgullo e inconformismo venezolano.

No fueron en vano los esfuerzos de Freites,

su incesante lucha o su estruendosa boca

demandando con coraje, persistencia.

 

No tuviste batalla mal perdida,

ni pólvora malgastada.

Tu batalla acumuló la justificación

de futuras represalias.

Todas, absolutamente todas

bajo la sombra

de un llanto en llamas,

de un desahogado,

de un inextinguible:

\"¡Viva la patria!\"

 

Y fiable santuario

No es en sufrimiento que pienso 

cuando te recuerdo,

no son muros sangrientos que veo

cuando nostálgicamente te piso,

no es pena la que siento

cuando te contemplo inerme e indefensa.

Es en temeraria valentía en la que pienso,

es preciosa reliquia la que veo

y es terrible soberbia la que siento

cuando te tengo cerca y te venero.