Vigorosa fortaleza, eres capaz y firme,
refugio de héroes y estropeados hombres.
No dejas aire que respirar
con tu magnífico encanto en ruinas.
¿Cómo no reconocerte como lugar histórico, símbolo
de nuestro patriotismo y nacionalidad?
En ti albergaste el sufrimiento del pueblo y el infausto
sacrificio de ilustres protagonistas en esta injusticia
provocada por los realistas españoles,
aquellos que le costaron tanta sangre a nuestro pueblo,
aquellos que tanto nos avergonzaron y humillaron,
aquellos que llenaron tumbas de huesos sin sonido
y mucho peor, sin voz.
Es en ti que veo belleza incomprendida, la voz
de una importante historia convertida en desgracia.
¿En dónde cayó tu respeto merecido?
¿Dónde quedó ese amor a tu historia y a tu espacio?
Por tu maltrato y deshonra es acertado decir
no te merecemos.
Tu historia narra momentos de horror y pesadumbre,
refleja el orgullo e inconformismo venezolano.
No fueron en vano los esfuerzos de Freites,
su incesante lucha o su estruendosa boca
demandando con coraje, persistencia.
No tuviste batalla mal perdida,
ni pólvora malgastada.
Tu batalla acumuló la justificación
de futuras represalias.
Todas, absolutamente todas
bajo la sombra
de un llanto en llamas,
de un desahogado,
de un inextinguible:
\"¡Viva la patria!\"
Y fiable santuario
No es en sufrimiento que pienso
cuando te recuerdo,
no son muros sangrientos que veo
cuando nostálgicamente te piso,
no es pena la que siento
cuando te contemplo inerme e indefensa.
Es en temeraria valentía en la que pienso,
es preciosa reliquia la que veo
y es terrible soberbia la que siento
cuando te tengo cerca y te venero.