Caminamos sobre el agudo filo,
de la vida y de la muerte,
y de la caprichosa suerte,
que nos sorprende con sigilo.
A veces nos creemos seres vivos,
porque respiramos y sentimos,
porque ansíamos y sufrimos,
siendo solo seres contemplatívos.
No alcanzamos a ser el protagonista,
ni siquiera a tener un papel secundario,
si acaso nos dejan el papel del mudo.
La vida soñada es solo para algún artista,
el será el afortunado destinatario,
en esta obra solo harémos un fugaz saludo.