Y del Ávila

Eres atardecer y silencio!

 Eres como un cofre de atardeceres y silencios

que atraviesan mi alma con estruendosos vientos

que arrastran la incertidumbre de no encontrar

el camino de vuelta a tu corazón.

 

Como en una  enredadera frugal,

quedé prisionera de mi deseo vítreo y dispuesto

a recorrer los caminos,

que por muy intrincados que sean,

habrían llevarme a ti.

Intuyo en lo que no me dices,

que toda la ilusión, no se esfumó

porque reconocí aquel nerviosismo de otrora,

cuando no sabías qué hacer o decir en mi presencia.

 

Casi escucho el revolotear de las mariposas en tu. vientre.

O será el mío?

Qué grandioso saber que esa magia es posible.

gracias a ese prodigio,

tan parecido al amor,

que ha germinado entre los dos.