Con un misterioso halo nocturno
una cómplice luna picaresca
la magia de un sublime instante
mezclando con sutil contribución
las bellas notas de un verso.
Las estrellas lejanas, titilantes
sin penetrar sus rayos indiscretos
para que vuelen los sueños
con levitar delicioso
en las páginas abiertas
de un paraíso escarlata.
Así llegó a mí, zorzal virtuosa
un corazón en la mano
una noche de tantas
especial como ninguna.
© Eloy Mondragón