A lo mejor soy otro
y cada hueso que tengo no me pertenece
y lo que hacen mis órganos no me refiere
y la bolsa de mi vientre ni me conoce ni me contiene.
Quizás lo que mi corazón late
lo que mi sangre fluye
o mis intestinos hacen
nada de eso me pertenece.
Quizás ninguna de mis pieles me buscaba
ni mi esófago, tráquea o glándulas piensen en mí.
Quizás mis riñones filtran para algún otro,
un tercero, un cuarto.
A lo mejor, casi seguro, sino imposible, definitivamente
soy el espejismo tisular de algún otro
que por puro favor
me late, me respira, me digiere
que por pura lástima
me mira, me juzga, me escribe.