¡Cuán te quiero, mujer, cuánto te quiero!
Te quiero como a nadie he de querer,
Por siempre te quisiera yo tener
O ser entre tu pecho prisionero;
Sin ti muy lentamente yo me muero,
Sin ti todo es constante padecer;
¿Por qué no me enseñaste a no querer
O a ser un sinvergüenza y traicionero?
Ingrata tu traición, yo te perdono,
Te adoro con el alma y corazón;
El mal que tú has sembrado, lo condono
Si vuelvo a ser en ti loca obsesión:
Prefiero fatuo engaño, que abandono;
Busco vida y no desesperación…