Mi madre, qué gran mujer!!
Puedes palpar el amor que de ella brota
quizá no con abrazos o tiernas caricias,
pero sí con las acciones que realiza.
Nos va enseñando que aunque el mundo te hostiga,
hay que seguir luchando
y ser sumisos, pero defender los ideales.
Es importante comunicarse con Dios,
abrazarse a él con fervor y
agradecer por tanto favor.
Es la bondad que irradia una sonrisa esplendorosa,
que calma con ese corazón que de amor reboza.
Sus lágrimas silenciosas van sanando heridas,
Olvida y perdona para mantener la armonía
de su gran familia que es su vida entera.
A su manera va tejiendo hilos e hilos para alcanzar a todos en un mismo abrazo.
A mi madre yo la admiro por todo ello y guiar mi camino,
como lo ha querido nuestra otra MADRE que del cielo vino.
Gracias Madre mía, por alimentar mi cuerpo y alma cada día.
Mujer bondadosa te has ganado el cielo,
la admiración y respeto de todo aquel que te conoce.
Bendita sea Madre hermosa, hoy te digo te quiero, te quiero.
© Mirna Lissett Carranza