Cuando cierras la puerta
y te despides cada noche,
un desolado viento a mi lado
empalidece el calor de la hoguera.
Empiezan a girar las horas huecas
tu poema ha quedado como testigo absorto
de las sombras que despojan a la luna de sus rayos.
Arrastro mi cuerpo por la oscuridad
miro la noche sureña tan alta, tan lejana,
tan fría e inerte que apenas sostiene
un puñado de estrellas opacas.
Gira y me cerca el más cruel de los silencios
trepando por mis huesos.
Te has ido y mi respirar se ha trisado,
los instantes inmovilizan el dolor,
el aire del norte deja aromas de luces tristes.
Esas luces que encendiste en mi mirada
la soledad las devora y sus brillos
ruedan como espejuelos rotos.
Sé que mañana volverás a amarme,
que me arrullará la pasión de tus versos
y que en mi cuerpo dibujarás un nuevo cielo
con tus pinceladas renovadas...pero....
pero hoy ……….hoy me muerde tu ausencia.