Alberto Escobar

Curiosidad

 

 

Prefiero que mi mente se abra movida por la curiosidad
a que se cierre movida por la convicción.

 

                                             Gerry Spence

 

 


Desisto batido por la impotencia.
Por más que me afane, no tengo
los arrestos para escaparme a la
Curiosidad.

Esta insistente mujer me persigue
por las calles, se mezcla sin ser vista
con mi sustancia gris inventando un
emplasto pegajoso que se me unta
al cuero cabelludo y se me derrama
por las sienes, arrasando la garganta
como un reflujo gástrico sorprendente,
llegando a formar parte del quimo, del
quilo, hasta llegar a la sangre, después
se desgrana por entre cada una de mis
células sedientas para acabar vomitada
por mis oídos y mis demás mucosas.

La Curiosidad se aloja tan dentro de mí
que no puedo concebirla aparte.
Constituye mi genoma desde antes de
la explosión mitótica que me dio el ser,
yacía sumergida en el líquido más cálido
y delicioso que jamás he degustado, ni
degustaré... piscina uterina, madre.

Es mi hermana, mi nieta, mi mujer, mi
hija... Es la materia prima que rellena
cada molécula que tiene a bien darme
sentido, darme cuerpo y voz, energía.

Sin ella mi sangre no sabría respirar, le
faltaría el líquido elemento, la esencia.
Es la piedra filosofal del misterio oculto,
que quizás guardo entre los muros de
mi laberinto, perdido todavía.

Curiosidad, eres oxígeno, amor, todo...

Nunca sin ti, me esfumaría al viento,
si tú estás seré presente, si no estás
deambularé siendo solo recuerdo.