Ayer me emborraché de tu perfume
y perdí los sentidos en tus brazos
bebiendo la mistela de tus besos,
libando tus peciolos encrespados
Ayer probé tu fruta más jugosa,
y mi lengua segó tus matorrales,
lamí tu pulpa, derramé tus jugos
y me estalló la guayaba entre los dientes.
Ayer se desplegó mi envergadura
y tus vientos inflaron mi velamen,
salpicando de espumas la cubierta,
surcando por tu piel los siete mares.
Y cabalgué tu grupa sin montura
y recorrí tus más íntimos caminos
con mis dedos mis manos y me lengua,
orquestando tus cósmicos gemidos.