Le hice la pregunta más ingenua de mi vida...
Le cuestioné Me amas?
Aunque aún sangraban en mi alma sus mordidas.
Él me miró con actitud burlesca, dijo:
mira mis ojos y en ellos hallarás respuestas.
Escucha mi voz y siente mis caricias.
Quizá doy mas de lo que necesitas.
Entonces sonreí emocionada.
Pues decidí pensar que él aún me amaba.
Pero cómo mirar sus ojos si era ciega!
Cómo escuchar sus insultos si era sorda!
Cómo sentir sus golpes disfrazados de caricias, Si aquella noche rara, decidí ya no sentir nada.
Y me creí enamorada e ilusionada.
Luego mi corazón amordazó a la luna, y junto a ella me fingí muda.
Elegí mi tormenta, y casi muero entre su fuerza.
Pero siempre hay una salida, no lo pensé.
Y la tomé cuando ya casi desistía,
Tristemente a lo lejos y a lo cerca, veo la triste realidad de su respuesta.
Cuántos ciegos?
Cuántos sordos?
Cuántos insensibles equivocados?
Cuántos Mudos?
Cuántos masoquistas tristes?
Cuántos seres necios que creen jugar a amar,
Cuando en realidad juegan a morirse!