La luz ausente y los sentidos al mínimo,
hacen de estos pensamientos, algo virtuoso,
que de tanto en tanto, regresan desnudos...
olvidando el pudor; saltando hacia la dicha
esa dicha, que se toca con los dedos...
pero que nunca se ha dejado acariciar...
!porque aquella soledad ingrata, reclama su pesar¡
su mensaje es encender las luces,
reanudar la culpa, los miedos y una vez más...
la pereza, de sonreir bajo una lágrima
que invite una vez más, a la quietud ,de nuestro ser...