¿Me sacarás, otra vez,
versos del cuerpo?
¿Me enseñarás, otra vez,
a ir a la cama
pendiente de amanecer?
Reconozco que tu trabajo no es sencillo: hacerme creer, nuevamente, en el amor.
Y que me reservo la parte menos complicada del asunto: celebrar tenerte a mi lado.
Por eso fabricaré, con mis alas, huracanes a nuestro alrededor: para que el viento te ayude a avivar un fuego casi extinguido.