Aún recuerdo aquel atardecer en la playa, después de estar nuestros cuerpos abrazados en un agradable paseo, nos paramos a contemplar como el horizonte del mar atrapaba al sol.
Con la luz crepuscular que nos iluminaba unimos nuestros cuerpos, fue cuando te escuche decir tu primer te quiero, yo solo pude ver entre la oscuridad la luz que emanaba de tu cuerpo, tus ojos y el dulce sabor de tus besos.
Cada año damos el mismo paseo terminando en el mismo sitio y a la misma hora, pero tus besos los voy saboreándo mejor, con más amor y pasión y tu cada vez más bella, ya hasta el sol se detiene para mirarnos, no quiere despedirse sin escuchar los latidos de nuestros corazones.
© José Cascales Muñoz
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8 de Junio 2016