No son parásitos, si son gente con carreras,
aunque se alimentan con la sangre de otros
y engórdan sus carteras, ellos son tácitos en
sus juicios y condenas.
Creen que deben a Dios todas sus injustas
prebéndas por eso no les tiembla el pulso
al firmar inhumanas sentencias, como expulsar
a un pueblo entero, por el pecado horrendo de
pertenecer a una raza cualquiera.
No he encontrado a Dios, porque tampoco
lo he buscado, es imposible está en todas
partes, y n es vengativo ni le gusta derramar
sangre.