Ni se, como acabamos solos
Aquella tarde de verano
Bajo el fresco aroma del pinar
Era un tiempo adolescente
Cuerpos ardientes de deseo
Descubriendo el sabor de la pasión
Caricias inocentes y un millón de besos
Chapuzón en la playa de Górliz
No recuerdo tu nombre
Tu rostro y tus besos
Quedaron grabados
No recuerdo tu nombre
Y nunca te olvide
Como siempre escribo alguna verdad con algo que invento, esta historia es, una forma más de enseñaros un poco de la belleza de Bizkaia.
Han pasado ya muchos veranos desde entonces, mucho ha cambiado el paisaje, pero lo esencial persiste en el tiempo.