De la Alhámbra se escapó una niña muy preciosa, me la encontré por Granada en una noche lluviosa, me asome a un portal y pude ver la luz que de sus ojos salían, su cabello negro como el azabache y su cara blanca como la nieve.
Me enamoro al momento y seguimos enamorados, un amor que derríte la sierra y las aguas del Dárro se congela con su mirada, su voz es de andaluza bravía y su piel es pura seda como la de la morería, nuestro amor rompe el silencio mientras Granada las noches duerme.
Hasta que llego una tempestad y la deje de ver, seguirá siendo tan bella como las rosas de su rosal, no sé si algún día o el destino nos volveremos a encontrar en cualquier cruce de algún camino, lo que te da el destino más tarde lo perderás.
© José Cascales Muñoz
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9 de Junio 2017