Y siguen en silencio, ¡ay, las horas!
Prosa el maldito al sangrar suplicios,
es obsesión, tal vez blasfemia,
pero ora ante el altar de aquellas.
Y tal vez tenga que mediar
su espíritu en esta sombra
que le atrapa como férrea garra,
¡cual buitre a su entraña devorar!
Se abstrae, de su copa amarguras,
brinda al vacío penas;
el silencio es un truco simple, compañero a solas,
y les habla a ellas, por su herida en soledad...
Su pluma nerviosa tiembla,
tiene ansia para hablar con ellas.
Yo vigilo para en secreto conocer,
en la prosa del maldito, la pasión de aquellas.
19-02-17
3:18 p.m.
Autor: Ahmed Krentel
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