de vuelta a los bares,
al sagrado monte del necio,
a la perdida mirada del barman,
a los labios fingidos de la puta
ha vuelto reñido con la poesía por sus versos vacíos,
al bar,
donde el sangrar alcohólico no está prohibido
y si te mandan a la mierda les invitas un trago
el regreso ha sido porque la muerte se ha marchado
y en el bar la venden en botellas,
porque aún no hay medicina para la soledad
y en el bar todos calzan el mismo apellido
el bar es como el mar
donde los peces conocen al anzuelo
y aún así lo muerden,
lo tragan,
y cuando intentan vomitarlo
ya están siendo devorados
por un agujero de gusano que los expulsa
sin alma,
sin vida,
como estiércol.
De vuelta a los bares
cliente del síndrome de Estocolmo.