Me gustaría beber una copa de vino
y bajo su efecto decirte cuánto te quiero.
Embriagarme de ti estando contigo,
olvidarme del vino y de aquella copa.
Callarme y acallar tu boca
mientras tus brazos se enredan conmigo.
Ser en tus ojos el postrer y el primero
de aquella gracia cuando te miro.
Ven, y sea testigo la luna fulgente
de aquel deseo, de aquella embriaguez
que liberta del alma lo que la arropa
en aras de lo que somos los dos.
Yo quisiera que fuese un tanto mejor
que apartase muy sobrio la copa
y en la playa de tu cuerpo, en tu desnudez,
por mi atrevimiento resultes ser indulgente.
M