Al igual que mis pálidas manos
sin queja alguna
te veo desaparecer
escondidas en la sombra
escarbando en los escombros
y yo queriendo ver tu rostro
difuminado en tanta gente
escucho el susurro de tus pasos
que se hacen más pequeños
dejando tanto espacio
ni los domingos en la playa
podrán jamás llenar