Sacudir los espejismos
que dejan las hojas cuando caen
ante la muda indiferencia de Las Pléyades
En un delirio de nubes agobiadas
amargos diluvios
huellas abandonadas
relámpagos de invierno
Ojos hambrientos
desterrados de los pálidos latidos del mar
en la blanda desnudez de la niebla
En el vestigio de una súbita estampida
de procesiones plegadas de alientos
lejos, muy lejos donde los páramos renuncian al viento.