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Y en mi camino el viento a mi favor,
es un viernes de mayo,
cuando mi alma y corazón atormento...,
con un corazón en clamor,
se encuentra en alrededor,
un alma sin luz,
¿cómo dar luz a un alma que no conozco?,
pués, me presentaré a lo que desconozco,
pués, no tendré más que delirios,
porque no hay más luz,
que del cielo mismo,
con una lluvia que yá cesa,
desde que el sol salió,
es un viernes de mayo,
con el trinar de pájaros al cantar,
que eleva más y más,
hacia la cúspide de un nuevo firmamento,
y me lleva hacia el desierto,
donde en un día de viernes de mayo,
hace tanta calor,
como en la piel tanto sudor,
queda mi codicia,
como en la ausencia de un nuevo mañana,
y de todo un sol
como la distancia,
de un nuevo rumbo,
y sin más que dirección,
llegas a derribar,
lo que es del cielo mismo,
una lluvia pasajera,
que no es ciega a mis ojos…
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