En tu mirada se esconde
un cielo de noche oscura
cuajado de estrellas blancas,
sembrado de blanca luna
¡quien fuera luz en tus ojos
para admirarte desnuda!
En tus cabellos se enreda
la brisa de la mañana
hirviendo espuma en las olas
como una blanca cascada
¡quien fuera barco velero
al pairo en tu marejada!
desarbolado en tu arena
sin vela timón ni ancla.
Y cuando al fin la tormenta
encrespe tus negras aguas
ahogarme en el remolino
de tu caverna sagrada