Y te beso los pezones con olor a Nardos,
Oímos el chasquido de nuestro deseo,
Inmutable, tu boca se adelgaza como una hostia
Y, dibuja un candado.
Acechamos la llegada del hedor a sexo,
Nos miramos con los ojos cerrados,
Y no logramos comprender la soltería de Dios.
Me reconcilio con el silencio y te pregunto?
¿Me quieres?
Y esposas mis ojos con tus senos,
Vistes mi boca con tus labios,
Le pones rima a mis quejidos,
Desabrochas tu aromada intimidad,
Y la riegas en cada pliegue de mi alma
Y te grito suavemente al oído,
¿Me quieres?
Continúa…………..